Aunque el documento en papel aún domina el panorama, algunos proyectos de facturas electrónicas han sido puestos en marcha en todo el mundo. En algunos países la facturación electrónica está implementada en 100% de los contribuyentes y en otros aún es opcional, pero obligatorio para las entidades públicas.
El uso de las e-facturas en Latinoamérica se ha masificado como una medida de control fiscal, dadas las altas tasas de evasión y fraude en la región. En Europa ha sido acogida como parte de los procesos de transformación digital y el foco está puesto en mejorar la eficiencia y la competitividad de las empresas.
Muchos gobiernos se han percatado de que es la mejor forma de controlar el pago de sus impuestos, teniendo facturas auténticas que puedan almacenarse (sin degradar su calidad). Los países latinoamericanos han puesto el ejemplo para la implementación de la facturación electrónica a nivel nacional y regional, con estrictas regulaciones por país a las que, en algunos casos, es difícil seguirles el ritmo. En Europa y Asia, los únicos requisitos son incluir una firma electrónica para demostrar la autenticidad del origen de la factura y archivarlas para fines de auditoría.
En Estados Unidos, aún no existe ningún requisito obligatorio por parte del gobierno para adoptar la facturación electrónica, aunque los últimos estudios y encuestas que se han elaborado confirman que el interés por la adopción de las e-facturas está creciendo.
A nivel global la forma en que ha crecido este servicio en el mundo es reveladora: Para 2017 se esperaba una tasa de crecimiento de 32% en Latinoamérica. A comienzos del 2000 había apenas 15 prestadores de este servicio en el orbe, mientras que a 2017, los operadores llegan a 1.500, moviendo un mercado de US$ 3,6 billones. Sin embargo, en tiempos en que la transformación digital debiera ser un imperativo y no una opción, aún sobre el 90% de las facturas emitidas en el mundo son procesadas manualmente.
Ya la Facturación Electrónica es una realidad en República Dominicana y a partir de enero del 2023 más empresas necesitarán de este mecanismo para su cumplimiento fiscal.
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